Educación freireana y Latinoamérica.

“La tierra por la que a veces de duerme mal, tierra distante por cusa de la cual la gente se aflige, tiene que ver con el lugar de la gente, con las esquinas de las calles, con sus sueños. “
Paulo Freire

La educación es entendida para Freire como un proceso sistemático de participación, formación e instrumentación de prácticas populares, culturales y sociales. De ahí el término de conciencia de participación popular; entendida como propuesta educacional de apertura, de redefinición de los actores sociales y sus funciones, que rompe con las formas tradicionales de educación, con las estructuras y la institucionalidad establecida, así como tambien impone una nueva distribución del poder del pueblo y del acceso público y participativo a la educación.
Ahora bien, la pedagogía de Freire se convierte en una pedagogía crítica, liberadora y problematizadora del ámbito educativo y social; y ofrece una propuesta revolucionaria, en tanto el sujeto educando, mediante su participación, se convierte en actor indispensable al redimensionar la realidad social que le es propia. En este sentido los proyectos de educación popular contextualizados en Latinoamericana deben enfrentar la relación que ha existido entre el Estado y la institucionalidad educacional, en especial en la esfera pública, que no ha apostado por mayor coherencia e integración de sus políticas  educacionales. En este caso, el papel del Estado en la educación ha sido desplazado por otras instituciones como la ONG, que tienden a suplantar las funciones estatales en materias de políticas educacionales. Un espacio oportuno para la educación popular. Diseñar e implantar políticas educacionales integrales, conectar instituciones y agentes sociales, así como articular perspectivas y enfoques educacionales de la educación popular, pueden ser estrategias que aseguran la perdurabilidad y supervivencia de la propuesta freireana, como un enfoque acertado y actualizado para la región.
La realidad actual, nos plantea nuevos retos, precisamente, nuevos caminos que a veces se integran y otros se bifurcan. Esta experiencia latinoamericana tiene más potencialidades para provocar el cambio esperado, que comparta el espacio para que ocurra profundas revoluciones y trasformaciones educacionales y sociales. Se trata de hacer de la educación popular un verbo presente, y con ellos hacer de la educación una de las metas ineludibles desde la propuesta freireana contextualizada con estos tiempos. [1]

De igual manera se debe “implantar” una participación de la juventud en el proceso de educación popular; ya que nada vale pecar por ingenuos, las instituciones educativas no cambiaran al margen de las sociedades y su estructuración. Sin embargo, existen ámbitos de incidencia a nivel micro que, paralelamente a la búsqueda de esta fragmentación global, puede ir sembrando, para luego cosechar. Algunos primeros pasos deben ser:
Ø  Promover el dialogo reflexivo y crítico que se sustente en el respeto a la diferencia y en la apertura a la interinfluencia de todos los polos del conflicto.
Ø  Generar una cultura participativa que sólo será autentica y comprometida en la medida en que se estimule la creatividad, la libertad, la diferencia, la autonomía.
Ø  Formular e implantar programas dirigidos a los jóvenes que estén lejos de ser existencialistas, pues sólo así promoverán su actuación comprometida y creativa, autónoma.
Ø  Legitimar las culturas juveniles, entenderlas, comprenderlas como parte de un todo social y no como un apéndice problemático. [2]



[1] Cfr. ZAYLÍN BRITO, Lorenzo. Paulo Freire, Contribuciones para la pedagogía: Educación popular, cultura e identidad desde la perspectiva de Paulo Freire. Pág. 32
[2] Cfr. GARCÍA CASTILLA, Claudia. Paulo Freire, Contribuciones para la pedagogía: Educación popular-juventud y  participación. Pág. 62